Pensemos en la primera vez que escuchamos la palabra “egoísta”, o en el momento que entendimos el concepto del “egoísmo”. Esta palabra tan común, que soltamos con tanta casualidad esta llena de juicios negativos. La usamos para referirnos de manera negativa a la gente. Cada vez que usamos este calificativo, nos referimos a una persona que solo piensa en sí misma.
Esta palabra cobro una pesadez negativa desde que, siendo muy pequeños, aprendimos el valor moralista de ella. Muchos conceptos religiosos nos enseñaron qué pensar en uno mismo esta mal. Escuchamos una y otra vez cosas como “primero los demás” o “piensa en los demás”, inclusive estamos adoctrinados a, cuando hablamos de muchas personas, decir nuestro nombre al final. Este concepto no puede estar más alejado a la idea de amor propio.
Aunque parezca loco, el concepto de Amor Propio es lo más lejano al egoísmo que hay. Son tan diferentes que no se pueden mencionar en el mismo contexto. El amor propio habla de una aceptación personal de quien eres. Habla también de un entendimiento en donde todo lo que implica ser ¨tu¨ esta bien. El amor propio no puede existir ligado a etiquetas sociales, reglas impuestas en nosotros por la sociedad o comportamientos considerados aceptables por otros. El amor propio nace y se desarrolla en nosotrxs mismxs, nadie más tiene ver.
La cuna del amor propio eres tú, y nace en el momento que empezamos a poner nuestros sentimientos, emociones, preferencias, opiniones, metas y sueños por encima de todo; Cuando empezamos a darnos cuenta de que nosotros somos el personaje principal de esta historia que llamamos vida. Tú y solo tú, sabes lo que te hace bien, lo que te hace feliz, lo que te hace sonreír, dónde y con quién te sientes cómodx y lo que te gusta comer. Al fomentar esta conexión con tu “yo interno” estas cosas que te hacen bien empiezan a volverse mas claras, y con la práctica aprendemos a confiar en ellas y darles seguimiento.
Vivimos en una sociedad donde el “aprender a escucharnos” y “honrar nuestra participación en nuestra propia vida” no es cosa fácil. En la mayoría de los casos, la primera idea que tenemos de quienes somos es creada por los demás: nuestra familia y amigos. Las primeras cosas que escuchamos en cuanto a nosotros mismxs fueron calificativos que usaban los demás para describirnos: “Que chistosx eres”, “Consentidx”, ” Que pesadx eres”, “Que enojón/a”. Todas estas cosas en algún momento de nuestra vida las tomamos por verdad y así empezamos a hacernos de un concepto de quien somos y posteriormente a referirnos a nosotrxs usando estas mismas etiquetas. No olvidemos que todas estas ideas son opiniones de los demás y son sólo eso: OPINIONES.
El amor propio no puede desarrollarse si seguimos definiéndonos bajo los estándares de los demás. El amor propio es justo eso; PROPIO. No puede existir bajo comparaciones con otros o dentro del deber ser de las reglas sociales. Nadie sabe mejor que tú lo que esto implica para ti y ninguno de nosotrxs es igual a otrx.
El amor propio también nos da un espacio gigantesco para que habiten las cosas que tendemos a juzgar como negativas. Cuando vivimos en amor propio aprendemos que, hasta las reacciones o sentimientos explosivos que podemos tener están bien, porque son parte de quien somos. El secreto para que esto florezca es el “no-juicio”. Recordemos siempre que todo este abanico tan colorido de emociones nos hace quien somos, únicxs y originales.
Esta increíble relación amorosa contigo mismx se cohíbe en a presencia de ajenos. Nadie tiene que ver en ella más que tú. Sí comenzamos a alejarnos cada vez más de la necesidad de juzgarnos todo el tiempo, esta relación solo crecerá más. Jamás es necesario ofrecer una justificación o explicación de quien somos, simplemente somos.
Ámate, respétate, obsérvate y sobre todo acéptate. Nadie nunca va a ser tú y cuidar ese espacio tan íntimo contigo va antes que nada. Y como mamás practicar esto es aun mas importante. Tú eres la cabeza de tu familia, tú eres el medidor emocional de tus hijos y el ejemplo. Muéstrate como eres ante ellos y enséñales que te amas y aceptas y ellos aprenderán a hacer lo mismo.